TANTRA

Como un día me preguntó mi colega Zoila, ¿en qué momento se separaron la espiritualidad y la religión de la sexualidad? En efecto, la sexualidad es una energía sagrada, quizás la más potente de las energías del ser humano. Los polos masculino y femenino se mueven en una danza parecida a la de las energías electromagnéticas, creadoras del universo entero, de la vida, que se mueven por atracción y repulsión de los elementos opuestos complementarios. Y quizás por esta razón, porque sentimos que su enorme poder nos asusta y nos supera, las sociedades han querido encapsularla en una serie de referentes y códigos.

La realidad es que todos nosotros nos regimos por programas más o menos inconscientes en nuestra manera de relacionarnos con los demás, y la autoobservación en el tantra a través de su herramienta principal, la respiración, es una buena puerta de entrada para detectar y trascender esos patrones. En la experiencia de uno de los alumnos de Astiko, Xavi Pañella, el tantra bien vivido es un regalo para uno mismo y para los demás. Xavi comparte su testimonio: “Practicar dinámicas de tantra me ayuda a sentirme equilibrado, a vivir en presencia, sintiendo la energía como un todo, uniendo las partes mentales, emocionales y sexuales. Aprendiendo que el amor está dentro de uno mismo, y solo así compartir con los demás. Conectar con la fuente, sintiendo la respiración calmada, abriendo el corazón, trabajando los límites, sanando las heridas. Un camino amable, infinito, de autoconocimiento y crecimiento personal, para transitarlo con sensibilidad, ternura y compasión.”

Ronald Fuchs recuerda que existen varias tradiciones tántricas que se ajustan a la estructura social y a las costumbres de diversas culturas, así como a sus principios morales y espirituales. Este instructor de tantra ha buscado comprender las dinámicas en la relación hombre-mujer, el amor sagrado, la interacción entre la dimensión física y la espiritual, así como también el verdadero potencial en la unión de las energías masculina y femenina.

Ya no estamos hablando de hombre y mujer, sino de las fuerzas del ying i el yang. La respiración y el contacto físico consciente y sutil son una gran herramienta de sanación.